
Dara | Aurora, CO
“Tomar la decisión de mejorar significó esforzarme por aceptar que para sanar tenía que derribar mis barreras y buscar la ayuda que necesitaba.”
Crecí en un hogar feliz con el apoyo de mi familia, pero cuando emigré de México muy joven, me enfrenté a muchos sentimientos por no sentirme aceptada debido al aislamiento cultural. Empecé a consumir drogas ocasionalmente en mi adolescencia, pero todo cambió cuando me involucré con alguien profundamente adicto. Me volví adicta y eso comenzó a apoderarse de mi vida. Hice cosas que nunca imaginé. No podía comprender por qué elegía las sustancias por encima de todo lo demás. No fue hasta que lo perdí todo y terminé en la cárcel que entendí que necesitaba cambiar.
En la cárcel, reflexioné sobre mi vida y me costaba expresar mis sentimientos. Hablar de las emociones no es común en la cultura latina, así que ser honesta acerca de mi dolor fue difícil. Cuando decidí dejar la adicción, mi dificultad para hablar sobre mí se convirtió en un obstáculo para mi sanación. Después de algún tiempo, con la ayuda de un centro comunitario centrado en ofrecer actividades y conexión en la recuperación, aprendí que buscar ayuda y estar abierto a la terapia era una fortaleza, no una debilidad. Todavía sigue siendo un desafío, especialmente en mi cultura, donde buscar ayuda puede verse como una señal de debilidad. Pero he llegado a comprender que sanar requiere derribar esas barreras y aceptar lo desconocido.
La recuperación también me enseñó que la adicción afecta nuestro cuerpo y nuestra mente. El consumo de sustancias a largo plazo altera la química cerebral, dificultando el funcionamiento del cuerpo. La recuperación temprana es un proceso de sanación, y es natural sentirse ansioso o con poca energía. Sin el apoyo de los medicamentos, es fácil sentirse aislado y deprimido. En mi caso, los medicamentos fueron cruciales para mi recuperación y me ayudaron a recuperar el equilibrio, dándome la energía para trabajar, asistir a reuniones y mantenerme conectada. Con la ayuda adecuada, la recuperación se convirtió en algo más que un sueño.
Ahora tengo la fortuna de trabajar como instructora de recuperación bilingüe, ayudando a otras personas. He visto la importancia de brindar apoyo tanto en inglés como en español. Muchas personas en mi comunidad enfrentan barreras con el idioma y no saben a dónde acudir en busca de ayuda. Yo les ofrezco una orientación culturalmente relevante ya que comprendo las dificultades que enfrentan. Puedo identificarme con sus luchas y quiero estar ahí para ellos como desearía que alguien me hubiera apoyado a mí. En la recuperación, construir conexiones lo es todo. Lo principal es encontrar personas que puedan comprenderte y apoyarte. Acércate, crea conexiones y no tengas miedo de pedir ayuda cuando la necesites. Decir “Necesito ayuda, y la necesito hoy” es un paso importante en tu camino. Las conexiones adecuadas pueden marcar la diferencia.