La Recuperación es Posible Para Todos.
¿Qué es el Trastorno por Consumo de Sustancias?
La adicción es un trastorno médico tratable. La adicción ocurre cuando el consumo frecuente y/o continuo de drogas o alcohol por parte de una persona durante un largo periodo de tiempo crea cambios negativos serios en su vida, y la persona continúa consumiendo a pesar de los problemas de salud, la discapacidad y el incumplimiento de las principales responsabilidades en el trabajo, la escuela o el hogar.
La adicción también puede llamarse de otra manera: trastorno por consumo de sustancias (SUD, por sus siglas en inglés). “Trastorno por consumo de sustancias” es el término médico correcto para lo que comúnmente se llama “adicción”, y “trastorno por consumo de opioides” (OUD, por sus siglas en inglés) para lo que comúnmente se conoce como “adicción a los opioides.”
Los opioides son sustancias químicas naturales o sintéticas que interactúan con el cuerpo y el cerebro para reducir la sensación de dolor. Algunos ejemplos de opioides son: heroína, fentanilo y medicamentos para el dolor recetados legalmente, como oxicodona, hidrocodona, codeína, morfina y muchos otros.
Los analgésicos opioides recetados se pueden usar para tratar el dolor moderado a intenso y, por lo general, son seguros cuando se toman por un periodo breve y según lo prescrito por un médico. Sin embargo, los opioides también hacen que el cerebro produzca dopamina, una sustancia química que nos hace sentir bien o felices, lo que hace que algunas personas abusen de los opioides recetados. De hecho, una persona puede volverse dependiente de los opioides durante el plazo de siete días de consumo.
La recuperación de la adicción, también conocida como trastorno por consumo de sustancias, está al alcance de todos. Puedes encontrar recursos de ayuda y tratamiento o aprender cómo ser un sistema de apoyo para alguien que lucha contra la adicción y al mismo tiempo establecer límites y cuidarte a ti mismo aquí.
Cómo reconocer las señales de la adicción.
- Fuerte deseo de consumir drogas
- Incapacidad para controlar o reducir el consumo
- Consumo continuo a pesar de los problemas de salud, la discapacidad y el incumplimiento de las principales responsabilidades en el trabajo, la escuela o el hogar
- Consumo de cantidades mayores a lo largo del tiempo
- Comportamiento reservado/desaparecerse durante horas sin explicación
- Cabeceo/somnolencia
- Pupilas contraídas (específicamente en el consumo de opioides)
- Dificultad para hablar
- Deterioro de la memoria y la atención
- Necesidad de consumir más para no enfermarse y/o entrar en abstinencia
- Pasar una gran cantidad de tiempo obteniendo y consumiendo drogas
- Gasto de grandes cantidades de dinero/ necesidad constante de dinero
- Síntomas de abstinencia que se presentan cuando se detiene o reduce el consumo de opioides, tales como:
- Estado de ánimo negativo/cambios en el estado de ánimo
- Náusea o vómito
- Dolores musculares
- Diarrea
- Fiebre
- Insomnio
Obtén Ayuda
Dra. Lesley Brooks,
Greeley, CO
Encuentra una gama completa de recursos de tratamiento.
Para problemas de abuso de sustancias, salud mental o emocionales, accede al directorio de atención para encontrar recursos de tratamiento.
Cómo
Ofrecer
Apoyo
Puedes apoyar a alguien que está luchando contra un trastorno por consumo de sustancias o que se está recuperando de él.
Aquí te ofrecemos algunos pasos clave para reducir el estigma y que puedas apoyar a alguien que está buscando la recuperación, así como a ti mismo:
- Edúcate acerca del trastorno por consumo de sustancias y las opciones de tratamiento. Puedes encontrar opciones de tratamiento arriba.
- Sé un aliado. Brinda apoyo y asegúrate de que sepan que estás ahí para ellos y los amas; adopta un tono y un enfoque libres de prejuicios. Aprende más sobre cómo el apoyo marca la diferencia para las personas que buscan la recuperación o que se encuentran en ella.
- Asegúrate de que tú y tu ser querido estén preparados con naloxona, la cual revierte los efectos de una sobredosis de opioides. Llevar naloxona contigo es importante y puede salvar una vida.
- Recuerda que los trastornos por consumo de sustancias son tratables y que la recuperación siempre es posible. Tu apoyo y compasión pueden marcar una gran diferencia para que una persona acceda al tratamiento y logre la recuperación.
- Comprende las opciones y recursos de tratamiento. El tratamiento suele estar cubierto total o parcialmente por un seguro o pagarse según una escala móvil. No permitas que los costos sean un obstáculo en el camino hacia la recuperación. Accede a los recursos de Medicaid.
- Establece límites con respecto a lo que apoyarás y lo que no, y respétalos para asegurarte de hacer lo que más te conviene mientras cuidas de tu ser querido. Community Reinforcement & Family Training (CRAFT) es un programa basado en evidencia para familiares de seres queridos que luchan contra la adicción o que se encuentran en recuperación.
Medicamentos para tratar el trastorno por consumo de opioides
¿Qué es?
Existen tres opciones aprobadas por la FDA de medicamentos para el trastorno por consumo de opioides (MOUD, por sus siglas en inglés). Los medicamentos se pueden usar en combinación con consejería y terapias conductuales.
El uso de MOUD es el camino más efectivo para la recuperación y la prevención de sobredosis, y se considera el estándar por excelencia para el tratamiento.
¿Cuáles son las presentaciones?
Buprenorfina – reduce el deseo intenso de consumir opioides y bloquea los efectos de los opioides.
Metadona – reduce el deseo intenso de consumir opioides y la abstinencia y bloquea los efectos de los opioides.
Naltrexona – bloquea los efectos eufóricos y sedantes de los opioides.
Solicita más información a tu proveedor sobre el uso de medicamentos para el tratamiento.
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Lea Sus Historias
Michelle | Asociada Médica
“Cuando alguien acude a nosotros en busca de ayuda, es importante decirle: ‘Estoy aquí para
ayudarte cuando estés listo. Iré contigo. Me quedaré contigo’.”
Me llamo Michelle y soy asociada médica y especialista en medicina de adicciones, y ayudo a personas con trastornos por consumo de sustancias a disminuir los efectos negativos del consumo de sustancias y ayudar con medicinas para abstenerse de uso de substancias. Al ver realmente los desafíos del camino hacia la recuperación, me he propuesto apoyar a las personas que sufren un trastorno por consumo de sustancias guiándolas hacia un camino de
curación y recuperación.
Crecí viendo a personas que amaba luchando contra el trastorno por consumo de sustancias. Trágicamente, fui testigo de los efectos que una sobredosis puede tener en una familia. Sabía que quería ser una forma de apoyo para aquellos que deseaban comenzar el camino de la recuperación.
La pregunta que todos les hacen a las personas que luchan contra el trastorno por consumo de sustancias es: “¿Por qué sigues consumiendo?”. En mi opinión, una persona que no sufre por el consumo de sustancias o que no trabaja directamente con personas que luchan contra él, no logra entenderlo. La verdad para entender la recuperación y apoyar a quienes están en su camino es la comunidad, especialmente cuando uno puede sentirse aislado. Mi objetivo es
comunicar a quienes acuden a mí que podemos elaborar un plan, independientemente de lo que esté pasando. Además, que alguien les hable en su lengua materna crea automáticamente un vínculo diferente. En la comunidad Latine, no sabemos de muchos recursos de lo que se puede hacer. La gente cree que tiene que hacerlo sola. Siempre intento trabajar con los pacientes y ayudarlos con recursos como medicamento, grupos de soporte, terapia, y recursos financieros para ayudar con los desafíos que conlleva el tratamiento médico. El trastorno por consumo de sustancias puede ser muy difícil, pero nadie debería luchar solo.
Mientras más concienticemos a las personas sobre la solidaridad de la comunidad Latine y más promovamos estas opciones de tratamiento, más esperanza crearemos en torno a la recuperación. Las personas se sentirán menos solas si hacemos que buscar ayuda sea más aceptable y decimos que hacerlo está bien.
Karla | Trabajadora Social Clínica
“Por lo que he visto, siempre hay alguien dispuesto a ayudar en la comunidad Latine.”
Soy Karla, profesional latina de salud conductual, trabajadora social clínica licenciada y consejera sobre adicciones. Mi papel y mi comprensión de la adicción a través de las experiencias de mi familia han inspirado una pasión en mí para ayudar a aquellos que luchan contra una adicción, especialmente dentro de la comunidad Latine.
Con la mayor parte de mi trabajo que se centra en ayudar a aquellos que luchan contra la adicción a los opiáceos y al alcohol, apoyo a los pacientes elaborando planes para recaídas y proporcionando el apoyo que necesitan para continuar la sobriedad y su camino hacia la recuperación. Empecé a comprender los efectos de la adicción activa en la dinámica familiar y en uno mismo al ver cómo afectaba mi propia vida.
El consumo de sustancias es un tema del que a menudo no se habla entre la población Latine debido al tabú que rodea a la adicción y a los problemas de salud mental. Siempre había alguien en nuestra comunidad que luchaba contra el consumo de sustancias, y, muchas veces, el modo en que apoyamos a nuestra familia contra una adicción difiere según el sexo. Debido a mi propia experiencia amando y apoyando a miembros de mi familia con una adicción activa, sabía que con el tiempo encontraría mi camino en este campo. Comprendí que el único enfoque útil para ayudar y mantener buenas relaciones con alguien que lucha contra un trastorno por consumo de sustancias es ofrecer un enfoque sin prejuicios.
Creo firmemente en la comunicación abierta y en establecer límites firmes a la hora de buscar tratamiento. Para ver cambios, debemos ampliar los límites de las posibilidades dentro de la adicción y la recuperación. Aunque las conversaciones sean incómodas, debemos aceptarlas y tenerlas con frecuencia.
Nancy | Asociada Médica
“Tenemos que recordar que todos hemos pasado por algo difícil. Cuando quienes luchan contra el trastorno por consumo de sustancias hablan, tenemos que escuchar.”
Desde que tengo uso de razón, siempre supe que quería ser doctora y, a medida que me adentraba en el camino de los proveedores de salud mental, descubrí que podía ser un recurso para ayudar a guiar a las personas hacia donde necesitan ir.
Como asociada médica latina, vi las desigualdades dentro del campo de la salud al ser testigo de cómo muchos miembros de mi familia luchaban con problemas de salud y la falta de recursos disponibles. Vi mis fortalezas en mi identidad y mi idioma. Sabía que podía servir en mi comunidad ofreciendo la ayuda que necesitaban.
Mi enfoque para ayudar a quienes se recuperan de una adicción es mantener la mente y el corazón abiertos. En la comunidad Latine, hay una verdadera comprensión de la unidad. El poder para progresar tiene que venir de todos nosotros. La verdad es que, culturalmente hablando, los abuelos y los padres no son muy partidarios de la ayuda. Tenemos que darnos cuenta de que todos somos humanos. En algún momento, deben enseñar a los niños que necesitar ayuda no les quitará su masculinidad. Que pedir ayuda es bueno para que tengan una vida más feliz y menos estresante. Con las personas que luchan con un trastorno por consumo de sustancias, debemos utilizar un enfoque sin prejuicios sobre cómo los vemos y entender que la adicción puede afectar a cualquiera, pero cualquiera puede recibir ayuda. Debemos recordar que todos hemos pasado por algo difícil. Cuando alguien con un trastorno por consumo de
sustancias acude a nosotros, sabe que lo escucharemos y lo ayudaremos a encontrar los recursos que necesita para obtener ayuda.
El primer paso en el camino hacia la recuperación es comprender que usted no está solo. Siempre tendrá a alguien con quien conversar y hablar libremente. Tiene un lugar seguro en donde estar. A veces, nos olvidamos de las cosas esenciales que necesitamos. Por eso recibo con amor, seguridad y confianza a quienes luchan contra una adicción.
Juan | Enfermero de Emergencias
“Si está luchando contra una adicción, lo primero que debe saber es que hay opciones en la comunidad. A veces, estas opciones son gratuitas. Cuando encuentre esos lugares, puede hablar con su médico o con un consejero, y ver qué recursos son mejores para usted.”
Como enfermero, estoy muy comprometido con apoyar a las personas que luchan contra los trastornos por consumo de sustancias, también conocidos como “adicción”. Mi recorrido comenzó en México, donde nací, y se vio influenciado por crecer en una comunidad hispana dinámica. Estas primeras experiencias han influido en gran medida en mi carrera y mi dedicación a ayudar a los demás.
Mientras estudiaba la carrera de Español en University of Northern Colorado, encontré mi vocación como traductor en una sala de emergencias de Greeley. Ahí fui testigo del extraordinario trabajo del personal de enfermería y me di cuenta de que podía tener un impacto aún mayor atendiendo directamente a los pacientes que se enfrentaban a problemas por consumo de sustancias. Inspirado por las necesidades que veía en mi comunidad, decidí convertirme en enfermero y combinarlo con mi experiencia como traductor.
Hoy, como enfermero en una sala de emergencias, veo diversos casos, desde afecciones leves hasta situaciones graves causadas por accidentes y por el consumo de sustancias. Creo firmemente que la adicción es una enfermedad, no una decisión. Mi mayor responsabilidad es brindar atención médica esencial y asesoramiento a quienes lo necesitan, especialmente cuando identifico a pacientes que tienen síntomas de abstinencia o que luchan contra una adicción.
Lo más importante para mí es comprender el contexto cultural de los pacientes a los que atiendo. Esto incluye dominar su idioma, respetar sus tradiciones y reconocer los valores de su comunidad. De este modo, puedo generar confianza y ofrecer una atención centrada en el paciente.
Realmente creo en la fuerza y la resistencia de las personas que se enfrentan a una adicción. Fomento la comunicación abierta en las familias y hago hincapié en que buscar ayuda es un acto de valentía, no un signo de debilidad. La clave para recuperarse de una adicción está en empoderar a las personas para que afronten los desafíos sin rodeos.
Como enfermero dedicado y defensor de las personas que lidian con trastornos por consumo de sustancias, me esfuerzo por derribar obstáculos, reducir el estigma y brindar una atención compasiva. Mi misión es darles esperanza a aquellos que se enfrentan a una adicción ayudándolos en su camino hacia la recuperación.
Cindy | Terapeuta Familiar
“La sociedad reduce equivocadamente los trastornos por consumo de sustancias a frases como ‘Es su culpa’. Cambiar ese punto de vista y darse cuenta de que se trata de una falta de conexión y de comunidad elimina la vergüenza en torno a la adicción.”
Soy Cindy, terapeuta dedicada a ayudar a niños, adolescentes y sus familias a superar los desafíos de los problemas de salud mental. Mi camino hacia este trabajo estuvo guiado por una gran curiosidad sobre el comportamiento humano y el deseo de cambiar las cosas en mi comunidad.
Al crecer en una comunidad hispana muy unida, fui testigo directo del estigma que rodea a la salud mental. Me di cuenta de que las diferencias culturales desempeñaban un papel importante en la forma en que se percibía y se abordaba la salud mental. Fue esto lo que alimentó mi deseo de promover una cultura de aceptación y eliminar los muros de la vergüenza que rodean a la salud mental y los trastornos por consumo de sustancias, otro término para la adicción.
Mi trabajo se centra sobre todo en ayudar a las familias que se enfrentan a una adicción. En mi opinión, la adicción no es una decisión, sino una red complicada de dependencia física y su impacto en diversos aspectos de la vida, como la familia, el trabajo y las relaciones. En lugar de llamarla “adicción”, prefiero decir “problemas con el consumo de sustancias” para reducir el estigma. Si somos conscientes de nuestro lenguaje, las personas se sentirán menos juzgadas.
IGNACIO Y TOMAS | Denver, CO
“Si alguien quiere cambiar, puede lograrlo.”
Ignacio y Tomás son primos que crecieron en Zacatecas, México. Ahora trabajan juntos en construcción.
Ignacio empezó a usar sustancias cuando tenía 15 años y continuó hasta la edad adulta. El uso de sustancias empezó a cambiar su mentalidad, empezó a aislarse de la familia y los amigos. Su uso lo llevó a un punto que se enfermó y se sintió desolado. Ignacio era un buen jugador de fútbol, pero su salud se deterioró mucho de lo que antes era. Con el apoyo de su primo Tomás, Ignacio empezó a buscar maneras para cambiar su vida. Buscó un nuevo ambiente viniendo a vivir a los Estados Unidos y trabajando con Tomás.
Ignacio ha estado en recuperación desde hace cuatro años. Su primo Tomás tuvo un papel muy importante en este logro. Ignacio asistió a clases y su primo lo mantuvo motivado. Tomás sentía que era importante ser paciente y consistente con su apoyo. Ignacio encontró que cambiar de ambiente fue la clave para su recuperación. Era muy consciente de dónde pasaba su tiempo y en compañía de quién. En vez de ir a un bar, se iba al parque a trotar o caminar. Descubrió que la salud física era tan importante como la salud mental. Cuidar de su cuerpo le ayudó con su mentalidad. Fue muy cuidadoso con lo que comía e hizo ejercicio. Ignacio disfruta de su nuevo ambiente. Le agrada planear llevar a sus hijos a un centro comercial los domingos y con frecuencia cena con Tomás y su familia los fines de semana. Su relación como primos, compañeros de trabajo y amigos es muy fuerte. Ignacio aconseja a aquellas personas que estén pasando por estas dificultades que no dejen para mañana hacer un cambio y tomen los primeros pasos hoy mismo. Dice que si alguien quiere cambiar, puede lograrlo.
SANDRA Y LUIS | Aurora, CO
“Ver a Sandra con sus hijas lo llenó aun más de valor e inspiración.”
Luis es de Jalisco, México y Sandra es de Chihuahua, también México. Luis trabaja actualmente como electricista y chef, y Sandra trabaja para el departamento local de salud como educadora. Luis creció rodeado de personas que usaban sustancias. Sus primeras experiencias con la adicción fueron con su padre, quien usaba sustancias. Fue algo con lo que Luis vivió desde pequeño. El uso de sustancias era algo común en su comunidad y a los catorce años él ya había probado alcohol y drogas. A medida que crecía, su uso de sustancias se hizo más fuerte, llevándolo a sentirse aislado. Se alejó de la gente y se refugió en las drogas y el alcohol.
Sandra, la esposa de Luis, sentía que ya no podía aguantar sus enojos intempestivos. Decidió hacer distancia de él, de modo que ella y sus hijas pudiera mantener una relación con él de manera saludable.
El amor de Luis por Sandra y sus hijas lo inspiró a luchar para recuperarse. Usó el tiempo que estuvo separado de ellas para reflexionar sobre lo que quería para convertirse en una mejor versión de sí mismo y en cómo lograrlo. Luis encontró grupos de apoyo y conoció a personas con experiencias parecidas. También confió en su mamá quien lo apoyó manteniendo las puertas de su casa siempre abiertas para él.
Sandra observó los cambios en Luis y lo invitó de nuevo a su vida. Ver a Sandra con sus hijas lo llenó aun más de valor e inspiración. Sandra incluso asistió a reuniones de apoyo con él, apoyándolo aún más.
Luis y Sandra están casados y esperando un bebé, lo que los da un sentimiento de realización. Su comunicación es abierta y fuerte, y cuidan de sus hijos, así como uno del otro. Últimamente, Luis también pasa tiempo ayudando a su papá con sus dificultades de adicción. Luis aconseja a las personas que tienen estas mismas dificultades, que piensen en la recuperación como un proceso de aceptarse a ellas mismas y aceptar la necesidad de cambio.
AMANDA | Denver, CO
“Fue recién cuando dejé de estigmatizarme que pude empezar mi recuperación a largo plazo.”
Empecé a consumir OxyContin a los 16 años; no llevó mucho tiempo para que se convirtiera en una adicción. Con el paso del tiempo, empecé a consumir heroína porque era más barata. Lo escondí muy bien hasta que necesité tratamiento. Mi madre sabía que fumaba hierba y bebía un poco, pero quedó conmocionada cuando mi gran consumo de drogas salió a la luz. Después de que tuve una recaída, hubo meses en los que convencí a todos de que estaba bien, y luego terminé en el hospital. Mis padres intentaron de todo para mantenerme con los pies sobre la tierra y controlaban lo que hacía. Pero era muy buena manipulando y estaba dispuesta a hacer lo que fuera para conseguir la próxima dosis. Yo creo que una de las ideas erróneas era que yo estaba eligiendo esto y, de muchas maneras, lo estaba haciendo. Sin embargo, químicamente hablando, llegó un punto en el que yo ya no podía elegir.
Con el correr de los días me quedé sin dinero y regresé a mi casa. Fue ver el dolor de la abstinencia lo que realmente hizo que mi madre vea la adicción de otra manera. Estaba violentamente enferma, y mi madre era mi enfermera. En el punto más oscuro, cuando se sentía tan desahuciada y no sabía cómo ayudarme, finalmente entendió que consumir no era una elección. Desde ese momento, estuvo lista para hacer lo que fuera necesario para ayudarme a recuperarme. Una vez que tuve su apoyo, me di cuenta de que tenía que recuperarme por mi propio bienestar. Fue recién cuando dejé de estigmatizarme que pude empezar mi recuperación a largo plazo.
DANA | Denver, CO
“Creo que cuando la gente me conoce ahora, nunca se imaginaría algunas de las cosas por las que pasé.”
Empecé a consumir heroína de manera recreativa en la secundaria. No me asustaba; parecía como cualquier otro polvo blanco que inhalas. Mi familia no sabía que consumía hasta mi primera sobredosis. Estaban conmocionados, pero me brindaron mucho apoyo y me hicieron empezar tratamiento. Cuando eso no funcionó, me hicieron ir a vivir con ellos. Nada de lo que intentaban parecía funcionar y llegó el momento en el que sintieron que se les habían acabado las opciones. Me fui y empecé a vivir en las calles de Chicago. Lo hice durante dos años antes de recibir tratamiento. Terminé teniendo una recaída. Poco tiempo después, estaba conduciendo bajo los efectos de Xanax y heroína y maté a una persona en un accidente automovilístico. Estuve cinco años en una prisión de Illinois. En la cárcel, no hay mucho para una persona que realmente quiere recuperarse. No quería salir siendo la misma persona que entró, por lo que decidí tomar las riendas para encontrar una manera de lidiar sin medicamentos. Recurrí a la actividad física, la meditación y un programa de 12 pasos para cambiar mi enfoque y rodearme de un sistema de apoyo positivo en prisión. Cuando salí, mi familia vio el cambio en mí. Llevó mucho tiempo volver a generar esa confianza y que se den cuenta de que realmente había un cambio. Creo que cuando la gente me conoce ahora, nunca se imaginaría algunas de las cosas por las que pasé. Para aquellas personas que están pasando un momento difícil, puedo compartir mi experiencia y mostrar cómo pueden vencerse esos estigmas. Soy mamá, tengo una maestría y soy directora de una organización sin fines de lucro. Esas son cosas que jamás creí posibles para mí.
VICTOR | Denver, CO
“Conocí la droga después de ser reclutado para Vietnam en 1971. La gente adquiere muchos malos hábitos allí.”
Conocí la droga después de ser reclutado para Vietnam en 1971. La gente adquiere muchos malos hábitos allí. El mío era la heroína, me ayudaba a bloquear lo que estaba haciendo. No me di cuenta de la adicción hasta después de, aproximadamente, seis meses de consumirla, cuando los síntomas de la abstinencia comenzaron a aparecer. Cuando regresé de Vietnam, di positivo en la prueba de detección de sustancias, y me internaron en un hospital psiquiátrico en Aurora, Colorado. Si consumías, estabas loco —así es como nos etiquetaban en ese entonces—. Pasé tres meses internado hasta que me dieron el alta. Me lesioné la espalda en la armada y todavía seguía teniendo dolor, por eso un médico me recetó opioides. Ahí fue cuando pasé de consumir heroína a consumir opioides. No los estaba usando como debería, y probablemente el consumo abusivo duró alrededor de diez años antes de encontrar tratamiento. En ese entonces, no había muchos centros para el tratamiento de la drogadicción, lugares donde podías encontrar terapia o, incluso, ingresar en un programa de metadona. Con el tiempo, encontré un centro donde pudieron reducirme la dosis acorde al tratamiento, una dosis que era como tomar nada en comparación con lo que tomaba inicialmente. Estaba listo para enfrentar mi adicción desde un punto de vista físico. Desde ese lugar, realmente me conecté con mi iglesia, y con su ayuda y oraciones pude finalmente romper con mi cadena de adicción. Si tienen un problema, busquen ayuda. Sé que eso funcionó para mí, puede funcionar para ustedes.
CHRIS | Peyton, CO
“El miedo no es real. No se escondan por miedo a estar sobrio.”
Nací con cocaína metabolizada en mi organismo y de inmediato le quitaron mi custodia a mi madre. Ser adoptado realmente hizo algo en mi corazón y mi mente. Cuando era joven, nunca sentí que alguien podría quererme y nunca sentí que mi familia adoptiva era mi verdadera familia. Tenía una relación difícil con mi madre, en especial, cuando me metía en problemas. Esto era difícil debido a su eterno deseo de amarme incondicionalmente. Sentía que no podía permitirme querer a alguien que no sea mi madre biológica. Se me hizo muy difícil crecer con el estigma de ser adoptado y empecé con las fiestas de muy pequeño. A medida que crecía, empecé a usar drogas más fuertes. Después de cumplir veinte años, seguí un patrón similar. Mi vida repuntó, pero luego sufrí una pérdida personal: el fallecimiento de una novia, un amigo y mi padre, eventos que me hicieron perder el control. Esto me llevó a la cárcel, muchos años de mi juventud me la pasé entrando y saliendo de la cárcel. Estar en prisión me impidió participar de eventos familiares y de la vida importantes, y me ayudó a ver la importancia de formar recuerdos significativos con las personas que amo.
Estaba cansado de una vida en prisión, donde no podía ver a mi familia y en la que me sentía juzgado. Si bien tuve una relación difícil con mi madre, ella es una gran razón por la que busqué tratamiento. Ella conocía a alguien que trabajaba en tratamiento de adicciones, por lo que me puse en contacto con ella. Pude ver mi potencial como ser humano y mi potencial para mejorar. Sabía que tenía que alejarme de las personas que me hacían mal. A partir de las experiencias propias y de otras personas, me di cuenta de que mi historia podría tener cierto valor para otras personas que la están pasando mal y quise transmitir las lecciones que aprendí. Actualmente, me estoy capacitando para ser instructor de recuperación y estoy ayudando a otros jóvenes negros que tuvieron problemas con el sistema judicial y las drogas a recuperar sus vidas.
ALMA | Denver, CO
“Ojalá le hubiésemos dicho que no estaba solo en esta batalla.”
Mi hermano Ola falleció a los 22 años por adicción a los opioides. Tuvimos una infancia traumática y, a muy temprana edad, las sustancias fueron su escape, en particular, las pastillas recetadas. Su adicción empezó a notarse en la secundaria. Tenía facilidad para los deportes y el estudio, pero luego lo detuvieron por conducir bajo los efectos de sustancias, y a mi familia le costó encontrar la manera de ayudarlo. Lo presionamos para que esté sobrio; creo que esto lo avergonzó mucho. Después de que lo detuvieron por conducir bajo los efectos de sustancias, lo que más me preocupaba era que lo arresten o que vaya a la cárcel y cómo eso afectaría su futuro. Esto fue antes de que toda la crisis con los opioides salga a la luz. Nunca pensé que mi hermano se moriría por adicción a los opioides. Cuando en el obituario omitieron que se trató de una sobredosis, me afligió mucho, pero también me apenó.
Éramos parte de una comunidad muy unida. Recuerdo a una maestra muy respetada acercarse a nosotros algunos meses después de que Ola falleciera y descargar toda esta vergüenza y odio hacia mi hermano, y decir que fue un ejemplo de cómo no hay que vivir. Fue muy angustiante e injusto recordarlo así, la gente juzgándolo a él y a nuestra familia sin entender la adicción en lo absoluto. Mirando retrospectivamente, creo que podríamos haber hecho más para aplacar la vergüenza que mi hermano estaba sintiendo. Ojalá le hubiésemos dicho que no estaba solo en esta batalla y que, independientemente de que haya lastimado a personas o de que se haya decepcionado a él mismo, podíamos superarlo y encontrarle atención compasiva donde no lo juzguen.
ALICIA | Grand Junction, CO
“No tengan nunca miedo de pedir ayuda. Hay muchísimas personas dispuestas a ayudar, solo hay que pedir ayuda.”
Empecé mi vida como una mojigata con dos padres amorosos. Una relación problemática con mi hermano me hizo sentir que no valía nada y que nadie me quería. Probé el alcohol y la marihuana cuando solo tenía catorce años y la metanfetamina a los diecinueve. Entré y salí de programas de tratamiento cuatro veces en los siguientes años, con distintos niveles de éxito. En un momento, logré no consumir metanfetaminas durante cuatro años. Durante ese tiempo, tuve un hijo y, con el correr del tiempo, me casé. Desafortunadamente, ni nuevo marido y yo comenzamos a consumir heroína. En un breve período, mi madre falleció, perdí la custodia de mi hijo, y mi marido fue a prisión. Este período fue el peor de mi vida. Contemplé la posibilidad de suicidarme. Fue a causa de esos pensamientos oscuros que sabía que estaba lista para recuperarme.
Usé Suboxone para combatir las ganas de consumir, y mi oficial de libertad condicional me ayudó a entrar en un programa de tratamiento en Oxford House. La combinación de medicamentos para tratar la adicción y el programa en Oxford House abrieron nuevas puertas en mi vida. Mi recuperación me abrió camino para mejorar mi relación con mi familia y, lo más importante, conseguí la custodia parcial de mi hijo. En este momento, estoy trabajando para conseguir más tiempo con mi hijo. Tengo un trabajo de tiempo completo en Oxford House como coordinadora de ayuda comunitaria y pongo en contacto a las personas con adicciones con comunidades de recuperación.
TERESA | Denver, CO
“Ahora no me hace falta nada para levantarme a la mañana y me siento bien.”
No empecé a consumir opioides sino hasta los treinta y comencé a usar heroína. La adicción te arruina la vida. Odiaba tener esa necesidad todo el tiempo para poder seguir adelante y tener voluntad de hacer algo. Además, me daba mucha vergüenza la forma en que me miraba la gente que sabía que me drogaba, cuando veían las marcas en mis brazos. Otras personas solían decirme: “Puedes dejarlo cuando quieras.” Les decía que no era fácil pero tan solo se te quedaban mirando con desprecio. Como si fueras a robarles todo si te dejaran entrar a su casa. Incluso cuando iba al hospital, me señalaban con un distintivo porque me inyectaba.
Llegó un punto en el que me cansé. El medicamento ya no surtía efecto y solo lo tomaba para no tener que sufrir los efectos de la abstinencia. Veía a las personas en la televisión y decía que quería ser como ellas, por lo que empecé el tratamiento con metadona. Sabía que si lo hacía bien, podría finalmente desintoxicarme y superar la adicción a los opioides. Ahora no me hace falta nada para levantarme a la mañana y me siento bien. Me siento orgullosa de mí misma. Las personas no se dan cuenta de que es una enfermedad y de que quienes la padecen necesitan apoyo y de que cuando eres débil y te caes, es entonces cuando necesitas que alguien te dé una mano.
DR. LESLEY BROOKS | Greeley, CO
“Quiero derribar estas barreras sistemáticas y generar servicios de tratamiento de fácil acceso que permitan que todas las personas se sientan vistas y escuchadas.”
Soy médica de cabecera y especialista en adicciones. Estas dos perspectivas me brindan un panorama único sobre el mundo del tratamiento de las adicciones.
Vengo de una familia completa de médicos, desde obstetras hasta médicos especialistas en dolor y consumo de sustancias. Si bien cada parte de la medicina es igual de importante, veo el impacto de la adicción en familias y personas negras, morenas, pobres y marginales. Pensé que podría generar el mayor impacto en el punto de encuentro entre el consumo de sustancias, la salud mental y las comunidades marginales. Hay grandes problemas en el modo en el que la sociedad y la comunidad médica ven la adicción y el tratamiento. Primero, la adicción es, a menudo, tratada como una falta de fuerza de voluntad, cuando, de hecho, es una afección crónica como la diabetes. Segundo, las mismas inequidades estructurales y sistémicas que existen en todas las otras partes de la sociedad se intensifican en el tratamiento de las adicciones y la salud mental. El tratamiento puede parecer no inclusivo para las comunidades vulnerables. Las personas de las comunidades negras, latinas y LGBTQIA+ son juzgadas y rechazadas, o bien encuentran enfoques de tratamiento que parecen estar hechos para cualquier persona, salvo ellas. Eso es algo que me propongo cambiar. Quiero derribar estas barreras sistemáticas y generar servicios de tratamiento de fácil acceso que permitan que todas las personas se sientan vistas y escuchadas. Sin lugar a dudas, este es el trabajo por el que me levanto todas las mañanas, que me impulsa a pasar mis días enseñando, luchando y desarrollando en pos de un cambio.
JERRID | Colorado Springs, CO
“Solo cuando eres honesto contigo mismo puedes verdaderamente cambiar el curso.”
Mi familia tiene una larga historia de uso de alcohol y drogas. Mi madre trabajaba intensamente para proveernos el sustento, y por esto ella no pasaba mucho tiempo en casa. Esta situación me hizo sentir que no estaba recibiendo suficiente atención en casa y se me hizo fácil salirme con la mía con frecuencia: a los doce años, ya fumaba marihuana y a veces tomaba alcohol con amigos. Yo era bueno en muchas cosas: la escuela, los deportes y establecer contactos; mi éxito hacía que llamara la atención, algo que no recibía en casa. En la escuela secundaria, ya compraba y vendía drogas porque eran de fácil acceso y le quitaba la carga económica a mi mamá. Tuve la oportunidad de ir a la universidad, pero la rechacé porque mi novia estaba embarazada; estaba haciendo un gran esfuerzo por ser un padre y crear una familia, pero me derrumbé cuando mi novia se fue. Hubo oportunidades y periodos de positividad, pero algunas puertas cerradas y la soledad me enviaron a un camino de autodestrucción. Durante los siguientes años, tuve dificultades con comportamientos imprudentes, mala suerte e injusticia institucional; entraba y salía de la cárcel y fluctuaba entre la sobriedad y la adicción. Todavía deseaba la validación de otras personas que sentía que nunca había recibido de mi familia.
El uso de drogas y este estilo de vida me empujaron a un punto en donde me sentí tan mal que no quería estar vivo. Finalmente supe que tenía que pedir la ayuda de un tratamiento. Supe que tenía que aceptar todo, así que pedí ayuda. No solo esto me ayudó a recuperarme, pero me dio la fortaleza para hacer más. He aprendido a no culpar a otros por mi situación y a tomar responsabilidad de mis acciones. Aceptando esto y tomando el control de mi vida me ha dado oportunidades extraordinarias como criar a mi hermosa familia y compartir lo que he aprendido con otros que lo necesitan.
LARS | Florissant, CO
“Debemos terminar con el estigma que gira en torno a las adicciones; no es su culpa ser así.”
Mi primera experiencia con las sustancias comenzó de pequeño, estaba en séptimo grado la primera vez que bebí alcohol. Cuando tenía poco más de veinte años, tuve varias cirugías de rodilla, para las cuales me recetaron opioides. El uso diario llevó a la adicción, y el problema empezó a empeorar. Con el paso de los años, tuve períodos de sobriedad. Estos períodos nunca duraron porque no sentía que era realmente mérito propio. Fue recién cuando me detuvieron por conducir bajo los efectos de sustancias y posesión que hice un giro en mi vida.
Mi primera experiencia con las sustancias comenzó de pequeño, estaba en séptimo grado la primera vez que bebí alcohol. Cuando tenía poco más de veinte años, tuve varias cirugías de rodilla, para las cuales me recetaron opioides. El uso diario llevó a la adicción, y el problema empezó a empeorar. Con el paso de los años, tuve períodos de sobriedad. Estos períodos nunca duraron porque no sentía que era realmente mérito propio. Fue recién cuando me detuvieron por conducir bajo los efectos de sustancias y posesión que hice un giro en mi vida.
RICA | Denver, CO
“Lo que me dio resultado no necesariamente va a dar resultados a otra persona, pero si usted tiene la disposición de tratar, va a hacer que yo le crea.”
Cuando tenía 13 años contraje VIH de mi padre, quien abusó sexualmente de mí. Se creía que él había contraído VIH con las agujas de jeringas con las que se inyectaba con sus cinco hermanos menores. Mi padre era el mayor y durante mi infancia vi como mis cuatro tíos y muchos otros se enfermaban y morían, uno tras otro. Verlos morir después de pasar por esa horrible experiencia, hizo que pensara que así era como yo iba a morir. Pensando así, decidí que no necesitaba cuidarme y empecé a usar drogas, me metí en una pandilla e hice todo lo posible para autodestruirme, lo que eventualmente me llevó a la cárcel. En 2002 tuve a mi hija, a quien diagnosticaron con síndrome de Down. Me di cuenta de que iba a estropear su vida como la mía o que era el momento de hacer unos cambios. Fui capaz de dejar de usar metanfetaminas, pero todavía estaba luchando con el consumo de opioides. En ese momento, estaba criando a mi hija y a sus 4 medio hermanos. Sabía que necesitaba ayuda, pero me sentía estigmatizada por los trabajadores sociales, por los oficiales de libertad condicional y por mi propia familia y amigos. Tenía miedo de que si pedía ayuda, se iban a llevar a los niños de mi lado.
Finalmente busqué ayuda con medicamentos para tratar la adicción, a pesar de que algunos de mis familiares sentían que solo estaba cambiando una droga por otra. En el centro de tratamiento conocí a alguien con quien me sentí identificada. Mary fue la única persona de piel oscura en el centro de recuperación con quien pude conectarme. Se veía como yo, actuaba como yo y había tenido experiencias similares a las mías. Fue por ella que seguí asistiendo. Puede ser que nunca me hubiera recuperado si no hubiera sido por esta mujer, un rostro familiar, alguien que me brindó apoyo en el centro de tratamiento. Quiero compartir lo que ella ha hecho por mi, de manera que hoy puedo abogar por el cambio en nuestra comunidad desde diferentes frentes. Soy una entrenadora certificada de recuperación con experiencia personal sobre el tema y una especialista con experiencia personal sobre el tema, que ayuda a empoderar a mujeres con VIH y a las personas que tienen dificultades con dependencia de sustancias tóxicas, para educar, brindarnos apoyo mutuo y cambiar políticas a un nivel que tengan efecto en todas las personas.
La naloxona salva vidas
- Asegúrate de que tú y tu ser querido estén preparados con un aerosol nasal de naloxona (las marcas comunes incluyen NARCAN® y Kloxxado), que revierte los efectos de una sobredosis de opioides. Llevar naloxona contigo es importante y puede salvar una vida.
- La naloxona no dañará a alguien que no esté sufriendo una sobredosis de opioides. Si no estás seguro en una emergencia, puedes administrar una dosis sin temor a causar daño.
- La naloxona se puede conseguir en muchas farmacias. Colorado tiene una orden permanente que permite a cualquier persona solicitar naloxona sin receta en una farmacia.
- El aerosol nasal de naloxona NARCAN ahora se puede encontrar sin receta en muchas tiendas.
- Consulta con tu departamento de salud u organización de reducción de daños local para saber si cuentan con un programa de naloxona gratis; ¡muchos lo tienen y también brindan capacitación!
Cómo utilizar el aerosol nasal de naloxona
Llama al 911 inmediatamente.
PASO 1
Asegúrate de que la persona esté acostada con la cabeza inclinada hacia atrás.
PASO 2
Inserta la boquilla en una fosa nasal y presiona el émbolo firmemente. Inicia la respiración boca a boca, dando 1 respiración cada 7 segundos.
PASO 3
Si la persona no responde después de 2 a 3 minutos, usa una segunda dosis.
Quédate con la persona hasta que reciba ayuda médica de emergencia.
La Ley del Buen Samaritano protege a quienes temen ser acusados de posesión o consumo compartido de drogas cuando llaman al 911 pidiendo ayuda para alguien que sufre una sobredosis. Llama al 911, permanece en el lugar, identifícate y coopera con el personal de emergencias para evitar ser acusado.
Por favor completa el siguiente formulario si tienes alguna pregunta o consulta sobre la campaña.